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Mar 7, 2023

*Desde 2019 entró en una nueva etapa de estado crítico hacia su extinción, destaca geógrafo de la Universidad Veracruzana
*Víctor Soto expuso que la cantidad de nieve que cae es mínima y se funde en pocos días o semanas por las altas temperaturas
*Los resultados fueron publicados en un artículo de Springer Nature, a través de la revista Journal of Mountain Science


Como consecuencia de la variabilidad climática local y del calentamiento global, el glaciar del volcán Pico de Orizaba podría extinguirse en poco tiempo, mucho antes de lo que se esperaba, debido a un déficit de precipitación de nieve que regularmente lo alimenta.

De acuerdo con un estudio realizado por Víctor Soto, geógrafo y profesor de asignatura en la Licenciatura en Geografía de la Universidad Veracruzana (UV), este panorama es visible a partir del afloramiento del lecho rocoso en la zona de acumulación glaciar ocurrido durante 2019, donde ahora se registra un alto contenido de energía y calor almacenado por insolación.

Este calor se irradia y se transfiere hacia todo el hielo y nieve de alrededor, ocasionando que se funda de forma aún más acelerada, ya que se suma a los efectos ocasionados por el calor transportado en el aire.

Los resultados de la investigación, cuyos datos fueron obtenidos del monitoreo de imágenes satelitales ópticas y de radar entre 2016 y 2021, así como del análisis climatológico del lugar, se publicaron el pasado 1 de febrero a través de un artículo en la revista científica Journal of Mountain Science, de la editorial Springer Nature.

“Afloramiento de lecho rocoso en la zona de acumulación del glaciar más grande de México (Glaciar Norte de Citlaltépetl), como evidencia de una posible extinción acelerada”, se titula el artículo traducido al español, desarrollado por el geógrafo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con posdoctorado en la UV, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Víctor Soto destacó que el glaciar del Pico de Orizaba posee mucho interés y un alto valor ecosistémico. Sin embargo, la cantidad de nieve que cae actualmente es mínima y se funde en pocos días o semanas, por lo cual no alcanza a unirse con la de otras precipitaciones y a transformarse en hielo sólido, pues para que eso suceda deben pasar varios años, siempre y cuando la temperatura y sublimación lo permitan.

Lo peor es que este régimen de nevadas y de fusión será cíclico y repetitivo de ahora en adelante, a no ser que cambien los patrones de precipitación. Eso traería como consecuencia muchos impactos severos, sobre todo en el abastecimiento de agua para habitantes de comunidades aledañas al volcán, quienes aprovechan el deshielo natural del glaciar para abastecer sus hogares de agua potable.

“Sabemos que hace años un glaciar podría tener cierta altura; conforme cambia la temperatura global del planeta, así como el régimen térmico y pluvial de la montaña, el límite inferior de ese cuerpo de hielo va ascendiendo a cotas cada vez más elevadas, lo cual significa que se reduce su superficie glaciar.”

Gran parte del hielo se ha derretido

La vida de un glaciar inicia como un cuerpo de hielo sólido y estático. Sin embargo, cuanto más volumen almacena –sobre todo en una pendiente montañosa– el hielo adquiere un comportamiento de fluido, lo cual significa que el exceso de hielo acumulado en la parte superior fluye hacia las partes bajas de manera continua.

Víctor Soto explicó que la parte de arriba del glaciar es la zona de acumulación de hielo, donde precipita en forma de nieve o aguanieve, y se transforma en neviza. Ahí se mantiene por mucho tiempo, siempre y cuando las temperaturas sean congelantes y no haya fusión por radiación solar. Poco a poco se compactará hasta convertirse en hielo sólido.

“Así es como se origina el hielo y la dinámica glaciar, la gravedad hace su tarea hasta que cruza un área límite o línea de equilibrio que divide la zona de acumulación con la de ablación.”

La zona de ablación es el espacio hacia donde fluye el hielo, es decir, las laderas bajas, y ahí se derretirá debido a las temperaturas positivas.

“Un glaciar estaría en estado de equilibrio cuando el volumen de hielo depositado en la zona de acumulación es igual al que se funde en la región de ablación; este equilibrio térmico y de masa determina su permanencia.”

Gracias a los resultados de la investigación, se observa que en la zona de acumulación ya afloró el lecho rocoso, lo que significa que no ha habido suficiente acumulación de hielo y se ha derretido gran parte de él, por lo que no habrá suficiente volumen trasladado a la zona de ablación.

“Quiere decir que ya no hay acumulación o se ha reducido dramáticamente, por lo tanto, se reduce el flujo hacia la zona de ablación, acelerando aún más la retracción del frente glaciar.”

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