México está tomando medidas para evitar aglomeraciones a lo largo de la frontera. Pero la calma puede durar poco.

A few people lay on mattresses and two  women, one holding a baby, chatted in a cavernous migrant shelter in Ciudad Juárez, Mexico.

Albergues para migrantes con muchas camas vacías. Comedores populares con alimento de sobra. Soldados patrullando los cruces donde las familias de inmigrantes alguna vez pedían monedas.

En Ciudad Juárez y en otras ciudades mexicanas a lo largo de la frontera, la historia es muy similar: en lugar de aumentar, como advirtieron los funcionarios electos y los defensores de los derechos de los migrantes, la cantidad de personas que intentan ingresar a Estados Unidos se ha desplomado luego de que en mayo venció una restricción fronteriza de la era de la pandemia.

​​Las escenas inusuales de relativa calma se derivan de una serie de acciones que ha tomado el gobierno de Joe Biden, como imponer penas más severas a los cruces fronterizos ilegales, en un intento de revertir un enorme aumento de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos.

Pero también son el resultado de las duras medidas que ha tomado México para disuadir a los migrantes de aglomerarse a lo largo de la frontera, y que incluyen transportarlos a lugares en el interior del país.

La estrategia de México refleja el surgimiento del país como ejecutor de las políticas migratorias de Estados Unidos, actuando a menudo en conjunto y tomando sus propios pasos para controlar la frontera, ya que sus ciudades del norte han tenido problemas para albergar y alimentar a un gran número de personas migrantes. Las duras condiciones atrajeron la atención mundial luego de un devastador incendio en marzo en un centro de detención de migrantes de Ciudad Juárez que dejó decenas de muertos.

Las autoridades migratorias mexicanas en Ciudad Juárez desmantelaron recientemente un campamento de tiendas de campaña instalado después del fatal incendio, lo cual destaca la disminución de la presión en las ciudades fronterizas.

El lugar, que abrió con 240 personas en mayo, tenía solo 80 personas albergadas este mes luego de que muchos migrantes programaran citas con las autoridades fronterizas de EE. UU. en los puertos de entrada a través de una aplicación móvil creada este año.

Cristina Coronado, quien opera un comedor de beneficencia para migrantes en la catedral de Ciudad Juárez, ubicada en el centro de la ciudad, dijo que los refugios en la zona estaban “casi vacíos” después de que los migrantes lograron obtener citas al otro lado de la frontera o fueron llevados por las autoridades mexicanas a distintas partes del país. .

Aún así, Coronado y otros defensores de los inmigrantes advirtieron que la calma puede ser momentánea ya que cientos de migrantes, en su mayoría de Venezuela, Haití y Centroamérica, continúan llegando al sur de México diariamente desde Guatemala con el objetivo de dirigirse al norte.

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